Vagando en mí

Imagen digital de Luadosul

Difícilmente vea salir el sol de nuevo… no he sido nada de aquello que todos querían de mí, no he logrado siquiera ser lo que yo quería para mí!
No es lástima lo que siento, no es frustación, no está en mí ser la llorona de mis muertos!

¡Qué impotencia!
Veo pasar el tiempo y todo es tan sin sentido… podía haber sido tan diferente y mis metas no se condicieron con las realidades que me han tocado vivir. He estado casi siempre en tiempo y lugar equivocado. Ahora ya ni tengo tiempo, ni lugar. Me parece ser como el principito, parada en un planeto pequeño, en el cual dar un paso significaría caer al abismo.
Trato de ver el mundo que me rodea y solo puedo vislumbrar una nebulosa que no tiene fin. La inutilidad a la n! La estupidez hecha persona y la cobardía de no haber podido retener cosas que eran tan valiosas para mí, por buscar otras que solamente me hirieron.
Nunca actué pensando que estaba equivocada, hice lo que en el momento creí mejor, respetando mis principios y lo que me enseñaron. Pero debo haber estado mirando vaya uno a saber, adónde!
Tuve dos padres, y los perdí a los dos… Tuve uma madre que nunca alcancé, tengo unos recuerdos hermosos , tengo olores viejos grabados, abrazos de cariño, amores impetuosos, momentos de éxtasis, miradas que parecen todavía llegarme a desnudar…
Si busco en mí encuentro tantas vivencias y me siento dichosa de haberlas vivido tan intensamente, sabiendo que muchísima gente nunca va a tener ni una parte de mis historias. Momentos de calma, una infancia feliz y rica, casas hermosas, ropas finas, colchas francesas de color turquesa, una niñera que me dió todo el amor del mundo…
Viajes, reuniones de adolescentes, una guitarra en la cual toqué mis canciones en un boliche y no sé que fin tuvo, andanzas en velero, hasta pilotear un avión por un ratito.
A mi pequeño lo acuné todo lo posible, le dí lo máximo que supe darle.
Aprendí a hacer muchas cosas, tuve un jardín hermoso donde en las mañanas hacía manualidades entre el canto de pájaros con ese olor a césped mojado por el rocío.
Vestí de traje en reuniones importantes, recibí felicitaciones y alagos. Fueron tiempos en que yo creía ser útil y trabajé pensando que ser responsable, era algo que no debía eludir nunca. Acepté y callé inmumerables veces y otras abandoné por no poderlas superar. Claro que cuando me sentía saturada, explotaba con toda la furia y continuaba luchando mas tarde. Siempre contra un mundo que parece ser que no me aceptó.
Tengo grandes amistades de tantos años y que me quieren y a los cuales adoro. Pero cada uno tiene su vida, sus cariños, sus actividades, y yo .. ahí no puedo darme el lujo de interrumpir.
En fin… por decir algo… soy como una botella con una carta dentro, a la deriva, tratando de alcanzar una orilla que no veo! Y en esa carta junto con tantas cosas, hay un grito de socorro escondido, trás la penumbra de una lágrima!