sábado, 15 de septiembre de 2007

Puntillas...

Abro una cajita de madera de sándalo.
Los aromas viejos inundan mis ropas
llevándome hacia atrás en el tiempo
al ver las puntillas de esquisito encanto.

Cae la tarde, mientras voy evocando,
entre ocres rayos de un sol mortecino,
cómo aquellas mujeres tan viejas
tejieron ilusiones en beige y blanco!

Adaggios cansados me van embriagando,
y aquel violonchelo rezonga sus cuerdas,
para deleitarme con la melodía,
que solo se escucha a través de los años.

Y así con cariño... casi sin tocarlo,
guardando recuerdos de manos gastadas
macremés y sedas, dedales de plata,
cierro aquel tesoro de plácido sándalo!

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